PANORAMA
El Tonto de las
adivinanzas
Rigoberto Urbina Vargas
Hay quienes en estos últimos días, han pretendido encontrar en
la llamada “casa por cárcel”, impuesta como “medida temporal y cautelar” a unos
cuantos involucrados en los bochornosos hechos que se investigan, un buen
pretexto para criticar, e incluso para lanzar insinuaciones perversas que
opaquen el descomunal esfuerzo realizado por nuestras autoridades. A todos
ellos recordarles la adivinanza que el Tonto le formuló al Rey en el conocido
cuento de
Público reconocimiento merecen el Poder Judicial y el Ministerio
Público. Por sus actuaciones reciban todos los funcionarios judiciales nuestra
gratitud. Jueces, fiscales, investigadores y auxiliares nos están dando una
inolvidable lección al mostrarnos la Ley en acción eficiente y efectiva. La
sociedad, como nunca antes, ha podido dimensionar en estos días el verdadero
sentido y alcance de aquellos a lo que llamamos “Estado de Derecho”. Esperemos
poder comenzar a olvidar la inmisericorde forma en la que algunos han
pretendido abusar de ese concepto en su provecho, ya sea en su apresurada
defensa ante los Tribunales, o para justificar los indebidos desmanes
callejeros que una vez más nos anuncian.
El reconocimiento es genuino, tanto por los resultados que han
obtenido, cuanto porque a pesar del éxito de sus pesquisas, han sabido comportarse
a la altura que les demanda el momento histórico, con absoluto abandono del
protagonismo frente a cámaras y micrófonos, que no debe, como no lo ha hecho,
enturbiar el cristalino de
Con sus actuaciones oportunas, serias y objetivas, el Poder
Judicial nos ha devuelto la esperanza de poder recuperar algún día el país que
conocimos y añoramos. Necesitamos poder volver a confiar en nuestro semejante;
urgimos recuperar la seguridad pérdida. El legítimo afán de progreso no puede
construirse sobre bases de codicia, ni de aspiraciones particulares o gremiales
espurias.
Treinta fueron las monedas de oro que recibió Judas como premio
por su traición, muchas más aceptaron, aunque por mucho menos, quienes abusaron
de la posición de honor que les concedimos, convirtiéndola en privilegio para
organizar su crimen. No han fallado nuestras instituciones y mucho menos el
sistema democrático que con celo abrigamos, nos traicionaron algunos de los
hombres en quienes transitoriamente depositamos nuestra confianza. Sobre ellos,
por su injuria a la nación y en su momento oportuno, todo el peso de la Ley.
Comentario
de Lunes 11 de octubre de 2004