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OPINIîN

10:27 a.m.VIERNES 9 DE MARZO DEL 2012

Ningœn disfraz

Tristemente es m‡s f‡cil cruzarse de brazos ante los problemas del pa’s que enfrentarlos

Luis Paulino Mora Mora Presidente de la Corte Suprema de Justicia 12:00 a.m. 09/03/2012

Hace unos d’as, la Uni—n de C‡maras organiz— una mesa redonda sobre seguridad jur’dica, donde tuve la oportunidad de escuchar algunas valiosas intervenciones, entre ellas, de don Alberto Trejos quien se cuestionaba sobre la falta de acci—n de las autoridades pœblicas. Entre los temas, pregunt—: ÀCu‡ntas carreteras dejamos de hacer en estos 20 a–os? À15, 20, m‡s? A–adi—: ÀCu‡ntas hicimos? Pues solo una, y a los que participaron en ese proceso les cay— todo el mundo encima, se–al—.

Ciertamente, existe un reclamo v‡lido de la ciudadan’a sobre la par‡lisis que vive el Estado en general y la administraci—n de justicia no es la excepci—n. Sufrimos igual que todos, la mara–a legal, la perversidad de un sistema casi ÒcastranteÓ con problemas serios y nuevos que surgen todos los d’as y con limitaciones legales y econ—micas para atenderlos.

Efectivamente, el Poder Judicial no existe en el vac’o social y pol’tico del pa’s y recepta una serie de factores estructurales que ni el mejor estadista pod’a prever. Entre ellos el Žxodo masivo en el 2010 de administradores de justicia calificados que ocasion— un transitorio de la Ley de Protecci—n al Trabajador que se–alaba que, a partir de determinada fecha, los fondos de la ley se dar’an en tractos y no en forma completa. Esto signific— que se duplicaran las jubilaciones con respecto a su comportamiento hist—rico normal.

Faltante de jueces. Ese Žxodo nos ocasion— un faltante imprevisible de jueces en la carrera judicial que, ante la alternativa de no hacer nada y nombrar por inopia jueces nuevos sin experiencia, ni carrera, con los errores que ya exib’an algunos como ya hab’a evidenciado ese medio en noticias tales como ÒJueza novata deja libres a polic’as ligados a robo de cocaÓ( 13/09/2009), o ÒCualquier abogado inexperto puede ser juezÓ, optamos por hacer un llamado a los jueces y juezas jubilados de gran experiencia para que se reintegraran al servicio.

Estos profesionales acudieron de buena fe a nuestro llamado y, segœn el criterio legal imperante en el momento en la Administraci—n, la jubilaci—n no deb’a suspenderse en nombramientos menores a 30 d’as, en aplicaci—n anal—gica del art’culo 63 de la Ley Org‡nica del Poder Judicial, lo que gener— una diferencia de opini—n con la Auditor’a que dirimi— la Corte en octubre del 2011, dando la raz—n a la Auditor’a, momento a partir del cual cualquier jubilado que preste sus servicios al Poder Judicial sabe que se suspende su jubilaci—n independientemente de los d’as que labore. A los jubilados que prestaron servicio se les pag— por su trabajo efectivamente realizado.

Con el t’tulo ÒCorte disfraz— pago ilegal a jueces pensionadosÓ, se da a entender que se trata de un encubrimiento –que no existe–, o de algo oscuro, pero en realidad no hubo ÒdisfrazÓ ni encubrimiento alguno, sino un diferendo de interpretaci—n de normas, que consta en forma transparente en sendos documentos pœblicos, diferendo que ni la misma Auditor’a calific— de la manera que se hace en la nota period’stica por cuanto no tiene esa connotaci—n.

Proceder de buena fe. La posibilidad de que jueces y juezas de carrera, especialmente aquellos que requieren alta capacidad tŽcnica, puedan seguir prestando servicios al Estado es una pr‡ctica necesaria. Reponer un juez, fiscal o defensor que se ha formado y adquirido todo su ÒexpertiseÓ en el ejercicio de su cargo en el Poder Judicial a travŽs de los a–os, no se da simplemente con poner otro profesional con t’tulo, de la misma forma que un mŽdico cirujano de 25 o 30 a–os de experiencia no se repone con un novato. En este asunto solo ha mediado el interŽs pœblico y la mejor buena fe de aportar soluciones a los graves problemas que aquejan a la carrera judicial.

Ahora que ya no podemos echar mano a ese recurso para llenar las mœltiples necesidades que se plantean de jueces suplentes, no puedo asegurar que la justicia haya sido con ello favorecida, sino lo contrario. A las juezas y los jueces que acudieron al llamado de volver a servir a la Administraci—n de Justicia, les quedo agradecido por haber puesto el interŽs de la patria por encima de su merecido descanso y me disculpo por los inconvenientes causados por aplicar un criterio legal que al momento se estim— v‡lido.

Es triste que en este pa’s sea m‡s f‡cil quedarse de brazos cruzados frente a los problemas que enfrentarlos. A don Alberto y la ciudadan’a les digo que pareciera que la par‡lisis que v‡lidamente se reclama del sector pœblico no es del todo culpa de los funcionarios, pues a nadie le gusta ser crucificado de manera sistem‡tica por tratar de hacer su trabajo.