MARTES 7 DE JUNIO DEL 2011
Amy Ross A. amy.ross@nacion.com
10:42
a.m. 06/06/2011
El
Estado debe buscar soluciones alternativas para el desalojo del precario
Tri‡ngulo de la Solidaridad, fundado en el 2001 en San Gabriel de Calle
Blancos, Goicoechea, donde viven unas 3.000 personas.
As’
lo orden— la Sala Constitucional en un voto del 20 de mayo, el cual pide a las
instituciones una respuesta integral, que Òcontribuya a mejorar las condiciones
de vida de los habitantes, promueva la integraci—n y la paz socialÓ.
Asimismo,
la resoluci—n indica: ÒLa Comisi—n Interinstitucional de Desalojos debe
garantizar el ejercicio de las libertades individuales y la seguridad nacionalÓ.
El
Tri‡ngulo de la Solidaridad surgi— en una finca de 27.758 metros cuadrados, que
pertenece al Ministerio de Obras Pœblicas y Transportes (MOPT), el cual
pretende construir all’ un tramo de la carretera Circunvalaci—n Norte.
Los
datos m‡s recientes del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah),
del 2005, registraban una poblaci—n de 3.000 habitantes (600 familias). En el
2007, la Red Nicaraguense de la Sociedad Civil para las Migraciones dijo que
unas 367 familias eran de origen tico-nica.
En
dos fallos anteriores, la Sala IV le hab’a ordenado al Ministerio de Seguridad
desalojar el sitio.
Atenci—n.
La jerarca del Mivah, Irene
Campos, recalc— la necesidad de que la soluci—n definitiva promueva la
integraci—n entre el precario y las comunidades colindantes. ÒLa propuesta
contempla la atenci—n de la comunidad en el sitio, mediante la construcci—n del
proyecto en etapas, con movilizaci—n temporal de la comunidadÓ, se–al—.
Segœn
Campos, la primera etapa se abordar’a en 18 meses.
El
MOPT confirm— que que no utilizar‡ toda la finca para construir la carretera de
circunvalaci—n. Por ello, hay anuencia a ceder una parte de la propiedad para
desarrollar viviendas.
El
jefe del proceso de desalojos administrativos del Ministerio de Seguridad
Pœblica, Alejandro Chan, dijo que aœn no ha sido notificado de la resoluci—n,
pero recalc— que les inquieta la ausencia de una soluci—n para quienes viven en
ese lugar. ÒLa preocupaci—n del Ministerio ha sido que no visualizamos c—mo
dejar a todas esas personas en la calleÓ, se–al— Chan.