I PROMOCIÓN DEL PROGRAMA DE ESPECIALIZACIÓN PARA JUECES DE LA ESCUELA JUDICIAL |
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Este acto está dedicado al Dr. Víctor Ardón Acosta, como homenaje póstumo quien, como todos saben, se desempenó por muchos años como Juez de la República, y falleció el pasasdo mes de marzo. Don Víctor se destacó en la Academia desde donde brindó grandes aportes a la Escuela Judicial; además, es recordado por su dedicación en sus funciones como administrador de justicia. Durante los últimos años fungió como Magistrado Suplente en la Sala Constitucional, donde tuve oportunidad de confirmar su innegable vocación por la judicatura, y su gran concimiento del derecho. Siempre lo recordaremos con gran aprecio y respeto. Para nadie es un secreto que en los últimos años la Administración de Justicia en general ha estado bajo el escrutinio y crítica social, ya que cada vez más las sociedades modernas exigen una respuesta rápida y adecuada de la Justicia a los problemas que enfrenta la sociedad. Y, precisamente, a ello tiende la formación y capacitación que brinda la Escuela Judicial. De esta manera, y a partir del Programa de Especialización, la Escuela complementa la formación y capacitación inicial o básica recibida por nuestros jueces y juezas, en procura de reforzar aquellas competencias profesionales acordes con el perfil de cada área especializada de la administración de justicia. Esta labor tan delicada no debe sustentarse en el escrutinio individual o antojadizo acerca de tales necesidades de formación, sino más bien en una investigación diagnóstica seria, científica y bien sustentada que tome en cuenta tanto el perfil ideal de las y los jueces, así como los diferentes criterios de nuestros funcionarios y funcionarias, personas académicas y litigantes, y también los datos que arrojan los expedientes y otros instrumentos de la praxis judicial actual, con el fin de establecer los parámetros necesarios para medir la brecha existente que deba ser solventada a través de la capacitación que brinda la Escuela Judicial. Como ya indiqué, la sociedad civil, día con día, exige del Poder Judicial una intervención mucho más pronta y cumplida del sistema de justicia. Para que dicho mandato constitucional pueda ser cumplido cabalmente, es necesario para nuestros y nuestras juzgadoras, una capacitación y formación profesional con una base humanista, el desarrollo adecuado de competencias laborales que equilibren el conocimiento con las destrezas y habilidades propias del quehacer cotidiano, y, sobre todo, una visión clara sobre la protección del modelo de Estado democrático de Derecho, que hoy es valuarte de la justicia costarricense. En otras palabras, el juzgador no solo debe contar con una sólida formación académica e intelectual, sino que ha de desarrollar una particular sensibilidad que le haga capaz de realizar la Justicia en cada caso sometido a su conocimiento. En este sentido, no debemos perder de vista que administrar justicia es una labor sagrada. Es, precisamente, hacia este tipo de formación humanista e integral del juez que se encamina la labor de la Escuela Judicial. Ello necesamiente implica que las y los jueces deben comprometerse a ejercer la judicatura dejando de lado el antiguo modelo del juez: rígido y oscuro, para dar paso a uno moderno, dinámico, el cual durante el ejercicio de sus funciones puede y debe detectar posibles violaciones a derechos humanos o derechos fundamentales, y convertirse en garante de estos derechos. Todas estas tareas que asume la Escuela Judicial para el presente año reflejan su compromiso con los objetivos institucionales y las necesidades y retos urgentes y esenciales que la realidad nacional le presenta a la Administración de Justicia. Es por ello, que me embarga gran satisfacción el tener la certeza de que cada una de las personas que se gradúa reúne las condiciones ideales del perfil de un juez o una jueza, esto es: "ser independiente e imparcial en su función, conocedor/a de la realidad socio-económica y cultural del ámbito en el que actúa y consciente de su responsabilidad como funcionario/a público/a, tanto a nivel personal como profesional. A partir de una bien definida sensibilidad humanista y democrática, estará provisto/a de los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para actuar en resguardo de los principios rectores que fortalecen la dignidad humana, en el marco del debido proceso y en procura de una resolución pronta del caso concreto, sin demérito de su calidad y adecuación, y para interpretar y aplicar el ordenamiento jurídico con un alto grado de equidad". Estoy segura que con esfuerzos de esta naturaleza estamos encaminando a la Administración de Justicia a los niveles de eficacia y respuesta que exige la sociedad moderna. Por tanto es motivo de orgullo corroborar esta tarde que el rumbo definido para el cumplimiento de tales objetivos se encuentra bien delineado y es conducido con responsabilidad y compromiso por las y los funcionarios y las funcionarias de la Escuela Judicial y los y las especialistas que trabajaron en este programa. A ustedes mi agradecimiento por hacerse presentes aquí y compartir este logro de la Escuela Judicial y de la Administración de Justicia. |
Licda. María Isabel Hernández Guzmán
Lic. Sergio Bonilla Bastos
Licda. Andrea Marín Mena
Licda. Teresita Arana Cabalceta
Licda. Marcela Fernández Chinchilla
Licda. Melania Chacón Chaves
Diseño Gráfico: Iván Pacheco Leon
Colaboración: Departamento de Tecnologías de la Información, Poder Judicial
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