Magistrada Carmenmaría Escoto Fernández Sala Primera Corte Suprema de Justicia Integrante Sub Comisión de Tutela de Pueblos Indígenas

Buenos días integrantes de  la mesa principal: señora  Directora de la Defensa Pública del Poder Judicial,  Marta Iris Muñoz.  Lic. Javier Rodríguez, Consultor del Instituto de Derechos Humanos, Dr. Juan Navarrete, Director Regional del Instituto Interamericano de Derechos Humanos para Centroamérica, y Dr.  Rosembert Ariza, Consultor de Colombia.
 Un fuerte agradecimiento a las  personas presentes así como una cordial bienvenida a las personas extranjeras, representantes, líderes y liderezas de los pueblos indígenas quienes nos acompañan y hacen posible este taller. Igualmente a las personas integrantes de la Defensa Pública del Poder Judicial, amigas y amigos todos.
A nombre del Poder Judicial,  la Subcomisión de Tutela a los Pueblos Indígenas, la Comisión de Accesibilidad y la Comisión de Agrario, es para mí un honor y alegría poder dirigirles unas palabras en esta trascendental oportunidad para hacer efectivo el reconocimiento de los derechos humanos de las personas y de los pueblos indígenas, porque a través del tema de la Especificidad de los pueblos indígenas  en la administración de Justicia, se muestra la evolución de un Estado democrático, donde se garantice el respeto real a la multiculturalidad y se acepte la diversidad de los ordenamientos jurídicos y culturas de la sociedad imperante, en el tanto no se transgredan los derechos humanos.
Deseo externar nuestra profunda admiración a la Defensa Pública  por retribuirnos a esta institución tan importante y novedoso evento, así como una sentida gratitud y nuestro más elevado  reconocimiento porque con el esfuerzo de Uds. nos permitirán compartir hoy momentos sublimes de aprendizaje. Y por qué, se preguntarán uds. enfatizo la palabra sublimes?
Este taller de hoy es simbólico, porque el mes de octubre es un mes de características especiales para el Poder Judicial: celebramos un aniversario más de la Institución, el mes del adulto mayor y el Encuentro de Culturas. Y  de ello resulta trascendente meditar como un momento propicio a fin de  hacer algunas reflexiones.
El Poder Judicial desde 1992 ha venido desarrollando de manera permanente distintos esfuerzos e iniciativas para facilitar conocimientos morales a la población judicial, a fin de disponer de personas, quienes puedan razonar y sentir dentro de la institución aspectos, que les permitan identificarse con el fin institucional y el servicio público que brindamos y servimos al país.  
Los valores, entendidos  como ideas o cualidades a las que aspiramos para forjar nuestro carácter son muchos y variados. Dentro  de  los valores para vivir está el amor, pero si bien los valores son palabras, se les  identifica por las acciones;  y por éste se comprende el  dar, y  compartir.  Y, en esta actividad le son aplicables tales acciones.
  Como no se puede amar lo que se desconoce se nos estará mostrando, en parte el conocimiento de nuestra identidad, al compartir nuestras raíces con la historia propia de algunos de los seres  humanos quienes han sido nuestros antecesores.  Me refiero en este caso a las personas indígenas,  forjadores y forjadoras de las raíces del ser costarricense, de quienes en parte somos hoy sus descendientes.
En encuentros como este con el fin de  unir  esfuerzos y ahondar conocimientos donde se contará con una amplia interacción de las personas participantes,  permitirá  enriquecer el abordaje del tema desde distintas ópticas.
Esperamos y soñamos, como sabiamente lo dijo en varias ocasiones el líder norteamericano, Marthin Luther King, que este sea un taller donde se nos enseñe y deje conocimientos.  Y, si bien, estamos presentes las personas más identificadas con el tema de la tutela de los pueblos indígenas y su especificidad, esto nos permitirá que seamos voceras y reproductoras de tales enseñanzas de los derechos y costumbres de las personas indígenas. 
Debemos aprender lo que nos han heredado; su cosmovisión y su diversidad de percepción del ser humano y de la naturaleza.
El legado de los pueblos indígenas ha sido utópico con los cambios que se están dando en el planeta. Los peritazgos culturales, como prueba antropológica, vienen a ser una demanda social de justicia.
Gracias a su trabajo honesto y desinteresado se puede sembrar en un terreno fértil, que nos ofrece la oportunidad de llevar mensajes  esperanzadores y  visualizar en lo futuro un Poder Judicial robustecido para servir a la patria.
Las dificultades de la vida moderna y su ajetreo nos han llevado a dar primacía a los económico y a lo macro, constituido como única preocupación. Pero, también es importante poner en gran estima la vivencia que tenemos al frente de pueblos actuales; quienes siendo  parte de nosotros: los costarricenses  indígenas nos  muestran que, hemos de tener su coraje  para que ante el mundo cantemos a la vida, al renacer, al descubrir, a la posibilidad de cambiar.  Cada concepción del cosmos necesita ser vivida desde dentro para comprenderla; y el hecho de compartirla afianza la pertenencia y el vínculo entre nosotras,  personas que tuvimos la dicha de poder evidenciar factores comunes: nacer bajo este mismo cielo, poseer una misma historia al provenir de antepasados comunes, aunque nuestro color, idioma  y tradiciones parezcan diferentes.
Permítanme decirles que esperamos sea esta otra de las valiosas oportunidades para aprender a través de la interacción que se dará. 
Finalizo compartiendo con ustedes una auténtica tradición indígena, quienes nos han dado a través de su cultura un ejemplo de vida a seguir, porque se estima que la vida es como un arco iris, cuyos colores nos muestran la variedad de sus destellos,  y con ellos nuestras diferencias  que a pesar del aparente color distinto de nuestra piel y nuestra cultura, en sí la unidad de todos conforman uno de los más bellos fenómenos que la naturaleza nos obsequia.  Esto nos enseña que la unión de todos  proyecta un arco más colorido, grande y fuerte que si lo fuera solo de un color.  Que sea este otro inicio de un futuro lleno de muchas expectativas con gran participación y por ende sumamente productivo, donde marchemos de la mano sin protagonismos personales, porque esa no es  nuestra intención.