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Al igual que muchos sectores,
nosotros tambiŽn estamos preocupados por la calidad de los jueces que podamos
llegar a tener. Son estos momentos en los que las fuerzas representantes del
bien se ven fuertemente atacadas por intereses mundanos, especialmente el poder
del dinero, que en algunas ocasiones no tiene buena procedencia.
Aunque se han dado casos
aislados, todav’a en nuestro pa’s nos podemos enorgullecer de nuestro conjunto
de jueces. Sin embargo, en los œltimos meses algunas personas han cuestionado
la juventud que exhiben algunos de ellos, pero para nosotros esto no
necesariamente es un descalificativo.
Es por eso que nos ha llamado
mucho la atenci—n una atenta carta que nos ha enviado don Marvin Carvajal
PŽrez, director de la Escuela Judicial. En ella el funcionario, cuenta sobre la
importancia de la depuraci—n del programa de acceso a la carrera judicial.
Lo primero que hace don Marvin
es reconocer que el Poder Judicial cuenta con un sistema de acceso a la Carrera
Judicial, con algunas fallas, pues apunta que en ocasiones se han designado
personas carentes de un perfil adecuado.
Coincidimos con el funcionario
cuando indica que el actual sistema de reclutamiento no da importancia a la
formaci—n y eso ha llevado a resultados err—neos o indebidos.
Es por esta preocupaci—n que
han desarrollo todo un proyecto para mejorar la educaci—n judicial dirigida a
funcionarios que aspiren al puesto de juez. El programa tarda un a–o, tiempo en
que se le retribuye al aspirante con una suma de dinero y las personas que se
comprometan con esta capacitaci—n firman una especie de contrato de compromiso
con la instituci—n.
Estamos claros que en la
actualidad, con grupos delictivos que mueven enormes capitales, como por
ejemplo el narcotr‡fico, que maneja miles de miles de millones de d—lares y que
podr’an hasta comprar nuestra deuda interna y externa si quisieran, se
necesitan cada d’a jueces m‡s firmes, jueces en quienes podamos confiar como lo
hemos hecho hasta estos tiempos. Es por eso que estamos totalmente de acuerdo
con el plan de la Escuela Judicial, donde todo profesional que ingrese a
aspirar en un puesto de juez deba culminar exitosamente m—dulos y talleres
te—rico pr‡ctico para afinar sus conocimientos, destrezas, habilidades,
actitudes y valores propios del puesto.
Pero los otros seis -que son de
pr‡ctica- tambiŽn nos parecen muy interesantes para que quien busque ser juez
de la Repœblica pueda llegar a resolver las diferencias legales, con mayor
propiedad, con mejor aplicaci—n de los instrumentos que los lleve a la
justicia.
Estamos totalmente claros, que
las mafias en nuestro pa’s est‡n buscando sectores para corromper. Y hemos sido
testigos de las fuertes luchas que se han dado dentro de instituciones como el
Ministerio de Seguridad Pœblica para evitar que nuestros Guardias Civiles, se
cambien de bando y empiecen a servir a las pandillas, que sin duda alguna tiene
sus tent‡culos bien preparados, listos para actuar en cualquier momento.
Pero eso s’, creemos que al
lado de este esfuerzo que realiza la Escuela Judicial, es necesario la
presencia de reclutadores, un tipo de funcionario o departamento que estŽ
siempre dedicado a la labor de estar identificando profesionales de alto nivel
moral y con la capacidad adecuada para desempe–ar cargos de tanto honor, como
ser un juez de la Repœblica.
Claro, al lado de este
excelente proyecto, tambiŽn est‡ la retribuci—n econ—mica, pues nada hace el
Poder Judicial con identificar un excelente profesional, capacitarlo y luego
dejarlo ir porque alguna empresa y simplemente el litigar, le deja mayor
remuneraci—n.
La Escuela Judicial, est‡
tomando la iniciativa en un papel tan importante como es la capacitaci—n y
donde tambiŽn podr’an asumir el reclutamiento, pero sin duda alguna el asunto
presupuestario para tener jueces mejores pagados, para que no abandonen la
instituci—n, es un menester enteramente de la Corte Suprema de Justicia, la que
ya deber’a estar abocada a este asunto. No cabe duda entre mejores jueces
tengamos, mayor calidad de justicia recibir‡ nuestra sociedad.