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“Me desenamoré y me empecé a sentir más como una cosa que como un profesional valorado dentro de la institución”, dijo la psiquiatra Rocío Arce. (Foto: Katya Alvarado)

País

“El Poder Judicial se debilita todos los días”

 Por Vinicio Chacón | vinicio.chacon@ucr.ac.cr

 17 enero, 2024

Testimonios de profesionales especialistas que han presentado su renuncia revelan un panorama lúgubre.

Las implicaciones de la Ley Marco de Empleo Público y la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, sumado a una desproporcionada reforma al sistema de pensiones, son factores que junto a las escasas oportunidades de capacitación generan una desbandada de personas funcionarias del Poder Judicial, que más temprano que tarde incide en atraso de procesos y menoscabo de la calidad del servicio.

Así lo hicieron ver dos profesionales, ambos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que presentaron su renuncia recientemente.

El primer caso es el del odontólogo forense José Manuel Fernández, cuya carta de renuncia fue ampliamente divulgada la semana pasada y en ella denunció situaciones como un salario bajo, nulas posibilidades de capacitarse, sobrecarga de trabajo y expresó preocupación por “ver cómo el Poder Judicial se debilita todos los días, pero esto no afecta solo a la institución como tal, esto afecta el ejercicio de la justicia en Costa Rica”.

Consultado por UNIVERSIDAD, dijo que tras la divulgación de su renuncia se le informó que más bien se quedó corto en la lista de de 23 profesionales en medicina forense y 12 en psiquiatría que citó, pero subrayó que además que han renunciado, a parte del personal de ciencias forenses, investigadores, fiscales, jueces, “esto está afectando a todo el Poder Judicial”.

Un hombre con una playera de color azul

Descripción generada automáticamente con confianza mediaEl odontólogo forense Juan Manuel Fernández apuntó que “cada día se siente peor el ambiente, cada día hay más restricciones y cada día hay más cosas que lo impulsan a uno solo a querer irse”. (Foto: cortesía de Juan Manuel Fernández)

Las causas son varias, pero claras. Fernández apuntó que dejara de ser atractivo trabajar para ese poder de la república, “desde la ley que congeló los salarios, que congela absolutamente todo, la Ley Marco de Empleo Público”, hasta “la reforma  a la pensión del Poder Judicial, hay mucha gente que queda atrapada con esta ley”.

En efecto, en 2018 se aprobó la reforma al régimen de pensiones del Poder Judicial, la cual entre otras cosas dispuso que las personas trabajadoras pasaron de poder jubilarse a los 60 años de edad o 30 de servicio, a tener que hacerlo a los 65 años de edad y 35 de servicio.

“Es como que usted le cambie el préstamo de su casa a 30 años y que le digan que no le vamos a subir la cuota o se la vamos a sostener, pero va a ser a 50 años”, acotó.

“Esto ha empezado a generar un agotamiento mental en la gente, una desmotivación, gente con más de 30 años de servicio que decidió renunciar y gente valiosísima, desde la Unidad Canina, fiscales, médicos forenses, que se han ido y que se van a seguir yendo”, añadió.

Informó que el fenómeno alcanza no solo a quienes tienen muchos años de trabajar en esa institución, “hay residentes recién graduados, que terminaron presentaron la tesis y dos días después ya estaban renunciando. Eso no es normal”.

Fernández también se refirió a las desigualdades que existen, “desafortunadamente en el Poder Judicial sólo tienen derecho a ganar los que están en cargos muy altos y hay gente que está en cargos muy altos que ni siquiera tiene la preparación académica comparada con la que tiene los médicos forenses, con la cantidad de años de universidad, porque la mayoría tenemos especialidades varias y maestrías”.

“La desmotivación es porque en realidad todos estamos tan conscientes de que la cosa no va a mejorar, que cada día se siente peor el ambiente, cada día hay más restricciones y cada día hay más cosas que lo impulsan a uno solo a querer irse”, lamentó.

Desilusión

Rocío Arce es psiquiatra forense quien renunció en noviembre pasado tras haber dado sus primeros pasos en el Poder Judicial desde 2018, cuando debió hacer el servicio social para graduarse y la institución requería de ese tipo de profesionales, pues varios psiquiatras habían renunciado pues no se les reconocía derechos como vacaciones profilácticas u horas extra.

Aunque la formación que recibió fue de psiquiatra clínica, le apasionó el trabajo forense de determinar, entre otras cosas, si las personas están en capacidad de enfrentar un juicio y eventualmente cursó una maestría en Criminología para estar mejor capacitada.

A partir de febrero de 2019 fungió como funcionaria judicial, “yo ya sabía las condiciones salariales, de hecho para el momento en el que yo entré los psiquiatras de ahí eran los psiquiatras con el menor sueldo del país”, pero el hecho de que se pagara entre 60% y 65% de más por prohibición “redondeaba bastante bien”, pero luego la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas bajó esos porcentajes, “a mí lo que me correspondía era un 20%”.

Con ello, Arce comenzó a describir la primera de tres causas de su salida. Pues además de los efectos de la draconiana reforma fiscal de Carlos Alvarado se sumó los efectos de la drástica Ley de Empleo Público de Carlos Alvarado, y la imposición del llamado salario global.

“Mi salario actual no era alto, pero me daba para vivir bien. Sin embargo, no me proyectaba dentro de 10 o 12 años ganando lo mismo. Llega a ser muy frustrante ver que uno tiene una licenciatura de una buena universidad, un posgrado de una buena universidad, dos maestrías y saber que el salario va a ser el mismo por años de años de años”, manifestó.

A ello se sumó que logró una oportunidad valiosa para formarse en su especialidad en la Universidad Complutense de Madrid. Llegó a la última ronda de personas seleccionables para los escaso campos reservados para América Latina, pero la institución no solo cerró las puertas a cualquier apoyo económico, sino que se le dijo que tenía que usar el tiempo de sus propias vacaciones, incluso profilácticas, para acudir dos semanas al año a actividades presenciales en España.

“Ese momento sí fue duro, porque yo dije de verdad que aquí somos nada más un peón más, que esto es una maquila que saca dictámenes y que al final la calidad no importa tanto, tener gente formada no importa tanto. Ahí me desenamoré y me empecé a sentir más como una cosa que como un profesional valorado  dentro de la institución”, expresó.

Finalmente, describe un ambiente laboral problemático, donde empezó a conocer que se daban “presiones” para que los dictámenes de ciertos casos salieran más rápido. Ello, sumado a la negativa institucional de permitir el teletrabajo terminaron de cansarle.

“Finalmente puse la renuncia, 15 días de preaviso para tratar de sacar todos los casos que pude y me fui muy desilusionada del sistema y muy triste, porque es realmente algo que me apasiona”.