Magistrado Orlando Aguirre Gómez Presidente Corte Suprema de Justicia

Nos convoca hoy una reflexión urgente sobre el "recrudecimiento de la violencia social y su impacto en las mujeres". Esta mañana profundizaremos en la cara más visible y atroz de este fenómeno: la crueldad del femicidio y la investigación de las muertes violentas, entendiendo que estas agresiones físicas no son hechos aislados, sino el desenlace letal de un continuo de violencia que hoy, cada vez más, se incuba y se perpetúa desde el entorno digital.

La violencia social y la violencia digital son fenómenos altamente entrelazados; son dos caras de la misma moneda. La crueldad y el tabú que la Dra. Sagot nos invita a romper, hoy encuentran un terreno fértil en las plataformas digitales.

Como advierte Naciones Unidas en su proclama de este año, la violencia en línea es una "amenaza rápida" que busca silenciar voces femeninas y expulsarlas del espacio público bajo el manto de la impunidad y el anonimato.

Los informes recientes nos demuestran que el odio que se teclea en una pantalla no se queda en lo virtual: es el combustible que normaliza la agresión, destruye la dignidad cívica de las mujeres y, a menudo, es la antesala de la violencia física que la Fiscal Garay debe investigar posteriormente. La violencia digital es, en esencia, violencia social modernizada y amplificada.

Nuestro reto hoy es doble: debemos afinar nuestras herramientas para juzgar con severidad el femicidio, pero también debemos tener la agudeza jurídica para entender que la justicia moderna no puede ignorar el entorno digital. Ambas son violencias que buscan disciplinar y controlar a las mujeres.

Ustedes, equipos técnicos y unidades de género del Poder Judicial, son la vanguardia de esta respuesta. Su trabajo cotidiano muchas veces silencioso, siempre trascendente sostiene la capacidad del sistema para proteger la vida, acompañar a las víctimas y afirmar que la crueldad no se normaliza y que la dignidad humana es un límite infranqueable.

Con esta jornada renovamos nuestro compromiso de combatir la violencia contra las mujeres en todos sus frentes, porque una sociedad que ignora este recrudecimiento, renuncia a su propia esperanza.

Y eso, aquí en el Poder Judicial, no lo vamos a permitir.